Un cien pies con cien vientos en su poder, dedico la musica a la tristeza negra, desgranizante
con la forma de un ingrato que inhala las cuerdas de su violin brotando del velorio en silencio,
rumoreando la atencion de aquellos que cierran sus ojos al pasado, guardando el temor del tenor eferveciente de las escasas imagenes que van quedando dentro de lo concavo y lo convexo
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